La meritocracia a la mexicana

México tendrá las elecciones mas importantes de su historia en Junio
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“La democracia es una forma superior de gobierno, porque se basa en el respeto del hombre como ser racional” John F. Kennedy

De todos es sabido que la palabra democracia significa poder o gobierno del pueblo, esta palabra es universalmente usada para ganar adeptos y generar confianza entre los ciudadanos, pero la realidad de su aplicación es muy pobre. Muy pocos países realmente tienen una buena democracia.

Igualmente se ha escrito una infinidad de libros, tratados y artículos sobre el tema de la democracia y paradójicamente en muchos países sobre todo de América Latina y básicamente en México por su abuso en los discursos solo ha generado demagogia.

Lo que no hemos aprendido, mencionan algunos expertos y sobre todo Carlos Castillo Peraza es que para que haya democracia debe haber demócratas y agrego para que haya demócratas debe haber ciudadanía. Ciudadanía es la condición que se otorga a la persona de ser parte de una comunidad, y la ciudadanía implica derechos y obligaciones que deben ser cumplidos, implica tener espacios públicos para el debate, la reflexión y la propuesta, el ciudadano es el arquitecto de la democracia.

Sin la participación activa del individuo el concepto de ciudadanía pierde su sentido original, cuando caemos en la apatía pasamos de ser demócratas a ser observadores de los gobernantes y permitimos la meritocracia, la amigocracia o la demagogia, ya que peor que la derrota sin ninguna explicación, es la victoria sin mérito.

El origen etimológico de “Meritocracia” viene de meritum que significa debida recompensa y kratos que es poder o gobierno. Este término aparece por primera vez en 1958 y lo aplica Michael Young. La meritocracia es un sistema político basado en el mérito. Esto es, las posiciones jerarquizadas son conquistadas con base al merecimiento, en virtud, del talento, educación, competencia o aptitud específica para un determinado puesto de trabajo.

La posibilidad de acceder por méritos a puestos de gobierno es buena, lo que no es bueno es la forma como se usa en México, que convierte a la meritocracia en una situación de deudores y acreedores y por ende políticos al servicio del que lo llevó al poder y no del pueblo. En una democracia representativa, donde el poder estaría en las manos de los representantes electos, los elementos meritocráticos se incluyen en el uso de consultores especializados para ayudar a la formulación de políticas y en un servicio civil meritocrático para implementar dichas consultorías. El problema perenne de la defensa meritocrática es definir en forma precisa qué se entiende por mérito

Considero que nadie estaría en contra de un sistema de gobierno en el cual los puestos se dieran al más capaz, al más preparado, al más ético y honesto, o sea por méritos propios, pero desafortunadamente la práctica común que vemos es el mérito del amigo, del cómplice, del que más adula y no el mérito del más capaz.

La meritocracia permite crear una sociedad justa, ya que todo lo logrado por los individuos es por sus esfuerzos y méritos a lo largo de su vida, y no por otras causas como su apellido, riqueza, sexo, religión, política, entre otras.

En referencia a este punto, existen opiniones de sociólogos e investigadores que indican que la meritocracia es una ideología que sirve para justificar a los que ocupan posiciones de privilegios, y responsabilizar aquellos que no realizaron el esfuerzo necesario para poseer los conocimientos para ganar.

Es por eso que en México debemos crear ciudadanos demócratas, la importancia de la elección de cargos públicos por el voto directo estriba en la capacidad de la persona para elegir al más capaz y al más representativo de una vida digna. La democracia no es un asunto momentáneo de campaña política, elección y adiós, es un asunto de gobierno, es un asunto de participar, es un asunto de exigencia, que debe continuar en todo momento, que nos debe dar voz para opinar sobre la designación y actividad de los funcionarios que han sido puestos en el cargo de manera legal, pero a criterio del gobernante.

Es por eso que todos debemos ser demócratas, debemos ser ciudadanos que participemos y no atacar la meritocracia en su forma más pura, pero sí combatir la meritocracia en su forma destructiva y viciada que se usa tanto en México.

 

 

 

 

 

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